La realidad en los centros docentes, además de diversa, se antoja complicada, pues no sólo nos enfrentamos a situaciones materiales en el trabajo diario, también a un grupo formado por individuos con diferentes visiones y perspectivas sobre la educación y sobre su papel en el aula. La inclusión en el aula de las TIC ha supuesto la necesidad de realizar una profunda reflexión sobre el trabajo docente. Muñoz (2011) plantea como una obligación que los docentes que introducen en sus aulas las nuevas tecnologías “conozcan y apliquen de forma efectiva aquellos modelos de DI que se configuran como los más adecuados bajo situaciones de e-learning y que respondan a las características de los alumnos así como al contexto institucional”.
Si bien en nuestros centros no estamos realizando un aprendizaje puramente online, si creemos que se hace necesario reflexionar sobre el concepto de lo que es nuestro aula, una modalidad de e-learning entendido como un aprendizaje en el que utilizamos las TIC, ya sea presencial o virtual.
Definido el primer concepto, creemos necesario el uso del diseño instruccional (DI) o diseño tecnopedagógico en nuestro trabajo, como tal, se debe implementar en todos los estamentos de la escuela, las reflexiones individuales convierten a nuestros docentes en nuevos héroes luchando con molinos, y esta es la aventura que debemos cambiar, que desde todas las áreas de la comunidad educativa se realice una reflexión y un planteamiento conjunto.
Son numerosos los modelos de DI, muchos de ellos vinculados a diferentes paradigmas educativos o teorías de aprendizaje. Coll (2008) define el DI como la unión de dos elementos, el tecnológico y el pedagógico, sobre estos debemos trabajar. Dice el autor al respecto:
- Dimensión tecnológica. Supone la selección de las herramientas tecnológicas adecuadas al proceso formativo que se desea realizar, analizando sus posibilidades y limitaciones, tales como la plataforma virtual, las aplicaciones de software, los recursos multimedia, etc.
- Dimensión pedagógica. Precisa del conocimiento de las características de los destinatarios, análisis de los objetivos y/o competencias de la formación virtual, desarrollo e implementación de los contenidos, planificación de las actividades, con orientaciones y sugerencias sobre el uso de las herramientas tecnológicas en el desarrollo de las actividades, y la preparación de un plan de evaluación de los procesos y de los resultados.
El tecnológico se ha convertido en un presente inevitable al que debemos adaptarnos, y el pedagógico es una necesaria introspección sobre la implementación del primer elemento. Si bien hay que destacar todos los componentes que deben formar parte del dispositivo tecnológico, me gustaría centrarme en esa reflexión sobre el uso pedagógico del mismo. Nuevamente Coll (2000) nos habla del diálogo que se establece en el aula, principalmente entre el docente, el alumno y los contenidos, pero a la luz de los nuevos planteamientos, principalmente desde la teoría conectivista, este diálogo se amplia, un cuarto miembro se ha colado en el debate, la herramienta tecnológica que utilizamos para promover el aprendizaje. Si obviamos este componente en nuestro DI, estamos dando por hecho que el alumnado y el docente tienen adquirida la competencia digital (CD), cuestión que diversos estudios han demostrado que no es así. Sean nativos digitales o no, los individuos que forman parte de una comunidad educativa que implementa las TIC, la CD es una más y podemos decir que esencial para el éxito del aprendizaje.
El componente pedagógico debe contemplar esta competencia y otras, pero ¿qué planteamientos debemos hacernos para llevarlo a cabo? Desde el DI se han dado numerosas soluciones, la más moderna, presentada por Siemens en su modelo conectivista, AEASI, pero lo entendemos como una concreción del modelo ADDIE (García, 2013). Esto conlleva un planteamiento de cambio metodológico en la base, el cambio, debe producirse desde el aula hacia fuera, y como dijimos al inicio de esta reflexión, se realizará en cada uno de los estamentos de la comunidad educativa. De ahí, que la dimensión pedagógica deba ser replanteada, un nuevo paradigma requiere de una nueva práctica docente, para la que ya se han planteado resultados y experiencias, el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), Flipped Classroom, etc. Todos ellos nos obligan a buscar nuevos roles para el docente y el alumno, para las familias, para el centro educativo.
La demanda continua de los teóricos sobre la necesidad de un cambio en la enseñanza formal debe apoyarse y sustentarse en un modelo de DI, sin esta premisa todos los planteamientos están bajo los auspicios de la eterna desaparición.
Referencias.
Coll, C. y Monereo, C. (eds.) (2008). Psicología de la educación virtual. Madrid: Ediciones Morata.
Coll, C. (2000). Constructivismo e intervención educativa. ¿Cómo enseñar lo que ha de ser construido?. En Coll & Barberá (Comp.) El constructivismo en la práctica. Claves para la innovación educativa(pp. 11-32). Barcelona: Editorial Graó.
García, A. (2013). Estado actual del Diseño Instruccional a través de las nuevas propuestas pedagógicas. Trabajo de Máster. Barcelona: UOC.
Muñoz Carril, P. C. (2011). Modelos de diseño instruccional utilizados en ambientes teleformativos. En Revista digital de Investigación Educativa Conect@2. II Edición. Año II. Recuperado de http://www.revistaconecta2.com.mx/2modelos.pdf
Siemens, G. (2006). Conociendo el conocimiento. En E. Quintana, et al. [trad.][En línea]. Recuperado de: http://www.bubok.es/libros/171464/Conociendo-el-conocimiento